08 Ene ¿Evitación o protección?
El otro día en sesiones, una clienta se juzgaba mucho y se decía que sólo quería huir y que era muy cobarde por no afrontar una situación.
A medida que iba hablando a mi me parecía que hablaba de una protección en vez de evitación.
A veces es una situación que se da en sesiones y habrá momentos que la línea es muy fina entre una y otra, entonces ahí habrá que afinar la intuición con el trabajo terapéutico para poder discernir cuándo es una y cuando la otra.
Puede ser que en la adolescencia te sintieras rechazada en tus relaciones y que cuando te decían de ir por ahí, preferías aislarte y no ir, porqué claro, todas tus amigas ligaban en la discoteca y tu no, o todos tus amigos ya sabían lo que querían estudiar y tu no, o quizá los padres de tus amigas les dejaban volver tarde y a ti no…
Ahí estabas evitando contactar con el rechazo, con la diferencia…y aunque lo hacías para no sufrir seguramente, había un precio alto a pagar, y era el perderte cosas de la etapa adolescente.
Es cierto, te entiendo, era un rollo, en la época que lo único importante es permanecer y formar tribu, sentirte diferente, que no encajas…pero inconscientemente te empezaste a alejar y te lo empezaste a negar…ahí evitabas…y llegaban los deseos de huir de toda esa situación y ese dolor.
Y puede que en la vida adulta hay situaciones en las que también huyes, pero la que explicaba esta clienta, no se parecía a eso, empezamos a hablar de este tema porqué en breves le iban a ofrecer renovar el contrato y ella dudaba de si continuar o no…
Hablaba de un entorno laboral donde la jefe se enfada y le deja de hablar, el gerente no le cambia la categoría del contrato aunque ella tiene más responsabilidades que las mencionadas, el compañero que lleva más años la infravalora por joven… y me decía entre lágrimas «Marta, es que no quiero continuar, pero tampoco quiero huir».
¿Huir? Era una palabra que no me encajaba por la situación que estaba describiendo y entonces me explico…
Que en su casa, de pequeña le habían dicho que «es que todo te molesta» «que aguantas muy poco» «a la primera de cambio te quejas» y ahora ella estaba dudando si tenía que irse o no de un sitio donde no la reconocían, no la valoraban…y tenía dudas de si estaba siendo cobarde al querer irse de ahí…
No sé como lo verás tu, igual me equivoco, pero yo creo que no renovar el contrato era un acto de amor propio, poner un límite y decir «me voy, no merezco esto» me quiero y me protejo de situaciones que son dañinas para mi…
La evitación me impide crecer, la protección me permite desarrollarme en condiciones.
Es cierto que siempre hay una realidad, y quizá en las situaciones laborales a veces necesitas permanecer ahí por una situación económica, de todos modos, aquí hablo de poder darnos cuenta de si ¿estoy huyendo de la situación o estoy tomando una decisión desde el amor?
Por eso, el discurso y la experiencia cambia mucho si me digo «me doy cuenta que me gustaría irme porqué no me siento bien tratada pero me quedo por un motivo económico» a «me doy cuenta que no estoy a gusto pero no me voy por el qué dirá mi familia». Si te sientes identificada con la segunda opción, te abrazo y te digo, si lo ves, lo puedes mover.
¿Te cuesta diferenciarlo? ¿Ves esta situación como yo? ¿Te resuena los aprendizajes infantiles y la duda adulta?